Hace unos años empecé a notar que para trabajar más satisfactoriamente con mis clientes, me hacían falta herramientas específicas para abordar las secuelas dejadas por situaciones traumáticas. Es decir, los métodos que me resultaban efectivos para tratar muchos otros cuadros, me eran insuficientes para estos casos. Allí fué cuando comencé mi formación en EMDR
En los últimos años han sido desarrollados nuevos modelos de tratamiento para las consecuencias de traumas. Estos nuevos modelos han diversificado el concepto de trauma, de modo que se distingue hoy entre trauma producto de un shock -como al sufrir un accidente, una violación, una catástrofe natural- y el trauma de apego o del desarrollo.
A propósito quiero decirte, que lo que está en la raíz de los síntomas de la mayoría de personas que me consultan por cuadros de ansiedad y depresivos, por fobias o por conflictos crónicos de pareja, son traumas de apego o desarrollo. Para entender más al respecto, sigue leyendo.
Es el resultado de una cantidad abrumadora de estrés ocasionado frente a la falta de recursos para lidiar con una situación. Es una herida que queda abierta por la imposibilidad de nuestro cerebro de procesar las emociones vividas en ese momento. Queda abierta pues se bloquea la capacidad natural de nuestro cerebro de convertir el registro de nuestras experiencias en recuerdos.
Es como si cuando nos cortamos la piel, el proceso natural de cicatrización quedase interrumpido y andásemos con una herida abierta por la vida. Cada vez que algo apenas roce esa herida, va a doler como si estuviésemos lastimándonos de nuevo.
Lo mismo pasa con los traumas. Cada vez que algún aspecto de lo que nos rodea "toca" a la red de recuerdos y emociones que no han podido ser almacenados, sentimos tanta perturbación como si la situación se estuviera repitiendo.
Es bien conocida la idea de que un trauma es el resultado de afrontar un suceso terrorífico. Una catástrofe natural, una guerra, una violación, son sucesos muy perturbadores, que en efecto van traumatizar a muchas personas.
Pero de acuerdo con un cuerpo creciente de investigaciones, sumado a lo que veo todos los días en consulta, no solo las situaciones que vistas desde afuera parecen traumatizantes, traumatizan. En la mayoría de casos basta que pasen cosas aparentemente inofensivas, muy normales, cosas de las que en muchos casos no tenemos recuerdos.
La fuente más común de lo que en psicología se conoce como "Traumas del desarrollo o de apego", son las experiencias tempranas de falta de atención y conexión emocional, falta de contención, o exceso de dureza, por parte de las figuras afectivas primordiales: mamá y papá.
La mayoría de madres y padres hacen lo mejor que pueden por cuidar de sus hijos.
Sin embargo, muchas circunstancias que hacen parte de la vida normal de las personas, pueden dejar secuelas emocionales importantes en los niños, que un día serán adultos y lidiarán con maneras de sentir y de pensar disfuncionales, que les impiden relacionarse positivamente consigo mismos y con los demás.
Hay mil cosas que pueden presentarse durante las primeras etapas de la vida de un niño y dejar una huella traumática:
¿Viste? Se trata de cosas muy normales.
Hay diversas explicaciones para este hecho.
Una de ellas es que el suceso traumático puede haberse dado en una etapa de la vida posterior a la maduración de la amígdala -estructura cerebral responsable entre otras de la formación de recuerdos implícitos (como sensaciones corporales y estados de activación) que madura al final del segundo trimestre del embarazo- y previa a la maduración del hipocampo, una estructura cerebral fundamental para la memoria declarativa que madura hacia los 24 meses de vida.
En resumen: entre el tercer trimestre del embarazo y los 24 meses de vida, nuestro cerebro es capaz de guardar la huella emocional en el cuerpo, de sucesos estresantes vividos por la madre y/o el bebé, aunque aún no sea capaz de crear recuerdos de los mismos.
La mayoría de personas no son concientes de la conexión que puede haber entre sus problemas emocionales actuales y lo ocurrido en su infancia. La sabia naturaleza, ha dotado al cerebro de la capacidad de olvidar y disociar los eventos demasiado dolorosos, cuyo impacto emocional es superior a nuestra capacidad de afrontamiento y cuya conciencia le impediría quizás a la persona el poder seguir adelante. Esta es otra razón de porqué nos afectan situaciones, aunque no sepamos que ocurrieron.
El asunto es que, aunque no sepamos qué pasó, porque no lo recordamos, el resto de nuestro cuerpo no lo olvida. La imagen de un recuerdo, es solo una parte del mismo.
En nuestro cerebro quedan grabadas las emociones, impresiones de las circunstancias que rodearon lo ocurrido, dolores físicos producto de la tensión vivida en ese momento, etc.
Cuando nos encontramos de nuevo en una situación que en algo se asemeja a la que hemos „olvidado“ pero que el resto de nuestro cuerpo recuerda, se detonan de nuevo los sentimientos, emociones, dolores, que no han podido ser procesados, haciendo que nos sintamos o comportemos de formas que no entendemos, que reaccionemos muy mal a cosas en apariencia insignificantes, que nos enfermemos.
Los síntomas comunes que sugieren la existencia de un trauma del desarrollo, son sentimientos contínuos de vacío, de soledad, de abandono. Creencias negativas como: no valgo, me odio, nunca voy a poder ser feliz, nunca voy a poder hacer nada bien, hay algo defectuoso en mi, se desarrollan paralelamente con la experimentación repetida de esos sentimientos dolorosos.
Las personas creen con frecuencia que esa es su forma de ser, que „son así“, que no pueden cambiar.
La buena noticia es que el cerebro humano sano es un órgano plástico y capaz de aprender cosas nuevas, es decir, de formar nuevas conexiones neuronales. Esto hace posible cambiar las maneras de sentir, pensar y comportarse, que nos hacen daño.
Una manera de comenzar a hacerlo es recorrer el camino de sanar las heridas o traumas dejados por situaciones ocurridas durante las primeras etapas de nuestra vida.
Esto se logra en primer lugar, conectando con nuestro niño interior. Internándose de su mano en la exploración de nuestra propia historia. Si es que no encontramos recuerdos, reconociendo en nuestros sentimientos y patrones de reacción, al niño indefenso que un día fuimos y rescatándole.
Permitiéndole vivir una nueva experiencia, reparando lo que se rompió, consolando, estando presentes, dándole amor y aceptación incondicionales, a través de diferentes métodos terapeúticos.
Son las siglas en inglés de: Desensibilización y reprocesamiento a través de movimientos oculares.
Creada en los ochentas por Francine Schapiro, una psicóloga norteamericana, esta terapia ha ido ganando reconocimiento dada su efectividad para tratar traumas.
Lo que tiene de particular es que el procesamiento de emociones se estimula por medio de movimientos oculares o golpecitos bilaterales. EMDR realmente nos libera por completo de la perturbación provocada por lo que nos ha pasado y que de manera natural, no hemos logrado procesar, pues estimula la actividad cerebral, que normalmente nos permite integrar cada vivencia que tenemos de una manera constructiva.
Para leer un artículo que escribí, inspirada por el trabajo con EMDR sobre traumas infantiles de mis clientes pincha aquí
Para acceder a artículos, publicaciones e información sobre EMDR en español, visita: Asociación EMDR España
Los terapeutas sistémicos asumimos que el experto es el consultante, no nosotros. ¿Porqué? Por que el único que posee toda la información necesaria para resolver el problema que te trae a mi consulta, eres tú. Por esto me veo a mi misma dentro de tu proceso, como una acompañante muy curiosa y que no pierde detalle de tu relato, pues sé que la solución a tus problemas se encuentra allí mismo donde se originaron.
A través de una indagación minuciosa de la situación que te trae a mi consulta, busco comprender el contexto de aparición y la función que cumplen tus síntomas -ansiedad, tristeza, atracones de comida, miedo, aislamiento, bloqueos, etc.- en tu vida diaria y en relación con las personas que hacen parte de tu sistema familiar/pareja/red social.
No solo te escucho en busca de las piezas para armar el rompecabezas de tu problema. También busco activamente cuáles son tus recursos, tus experiencias de vida, aquellas que podría ser útil recordar dentro del proceso de construcción de alternativas.
Porque cuando estamos en medio de una crisis, se nos suele olvidar que ya muchas veces hemos logrado vencer dificultades incluso enormes. La memoria nos juega una mala pasada y perdemos de vista el repertorio de aprendizajes ya hechos que serían aplicables a la búsqueda de soluciones al problema actual.
A través de ejercicios y métodos que pueden sorprenderte, tareas para hacer en casa que pueden resultarte muy poco convencionales, intentaré recopilar más información, así como empezar a introducir cambios, que "fastidien" a las rutinas que sostienen al problema.
El objetivo es construir una solución o un conjunto de soluciones que paso a paso te permitan sentirte más a gusto y adaptada/o a las situaciones de tu vida, de modo que a los síntomas no les quede otra opción más que marcharse, desaparecer.
Para hacer terapia sistémica, también conocida como terapia familiar, no necesitas traer a toda tu familia. Aunque también es una posibilidad, hacer terapia con tu pareja y con tus padres/hijos, si vienes sola/o diferentes técnicas permiten "traer" a los integrantes del sistema de la persona a la consulta y aprovechar la"interacción" con la "familia interior" para intentar nuevas soluciones.
A. Einstein
Yo
La terapia de pareja es un espacio que puede ayudarte, si:
... sientes que la relación necesita un cambio y quieres aclarar el camino a seguir con tu pareja
... deseas más intimidad en tu relación y mayor satisfacción en la intimidad
... quieres reconocer el origen, comprender el significado de los conflictos que se repiten y encontrar otra manera de manejar las diferencias entre ambos
... necesitas un espacio para hablar de eso que no hallas como decirle a tu pareja.
... quieres superar las situaciones traumáticas que afectan tu relación
... buscas superar las dificultades en la comunicación debidas a las diferencias culturales entre ambos...
...puedo asesorarte a ti y a tu pareja para lograrlo.
Date una oportunidad para crecer, dale una oportunidad a tu relación.
Nada más enriquecedor que una relación bicultural. En contacto con el otro, nuestro mundo se expande, aprendemos nuevas formas de ver la cosas, otras maneras de reaccionar, de actuar, de comer, de amar.
Junto con la sorpresa frente a tantas novedades, muchas veces graciosas -otras no tanto- comienzan a aparecer sentimientos encontrados, porque muchas veces no entendemos al otro o creemos que entendemos y sacamos nuestras propias conclusiones sobre lo que el otro está sintiendo o pensando.
Esas conclusiones que sacamos, condicionan -con frecuencia de manera negativa- nuestros sentimientos y nuestra forma de relacionarnos con el otro. Incluso pueden empezar afectar la forma en que nos vemos a nosotros mismos, llevándonos a dudar sobre la validez de nuestra propia identidad.
Cuando no encontramos la manera de comunicarle claramente a nuestra pareja todo esto que nos pasa por la mente y por el corazón, puede ser que empecemos a relacionarnos con la imagen que hemos creado de esa persona y no con la persona real. En este punto, se ha perdido la comunicación. Cada uno está aislado en su propio planeta, desde el cual “lee la mente” del otro.
Hombres y mujeres venimos -metafóricamente hablando- “de planetas diferentes”. Cada individuo de por sí, es un “mundo diferente”. Ahora imagínate que sumamos dichas diferencias, a las que se deben a que dos personas vengan de mundos culturales diferentes y cuya lengua materna sea también diferente...
¡Uff... cuánta diversidad!
Para poder entenderse sin fracasar en el intento, tienen estas parejas muchos temas por conversar, muchos puntos por aclarar, más que una pareja formada por dos personas con igual procedencia.
Lograr una comunicación real con tu pareja, tanto si viene de otro entorno cultural como si no, exige mucha apertura a los sentimientos de ambos y mucho valor para expresarlos día a día.
A veces es necesario contar con un observador externo que sirva a la vez de “intérprete” para ambos, como de guía para entrenar nuevas formas de hacerle llegar al otro, lo que realmente quieres decirle.
La relación de pareja es el espacio donde se hacen visibles las huellas dejadas por nuestra crianza, tanto nuestros recursos como nuestras falencias.
Por eso cuando elegimos a un compañero y le entregamos nuestro corazón, estamos eligiendo al maestro que nos llevará a tomar conciencia de las heridas que nos quedan aún por sanar, de las áreas en la que podemos todavía crecer.
“Me siento rechazada por el...”
“Me siento ignorado por ella...”
“Siento que mi pareja no me valora...”
“Mi pareja no confía en mi...”
Son afirmaciones que escucho con frecuencia de parejas que vienen a mi consulta. Al emprender el proceso terapéutico, entramos en un viaje a través del tiempo y la experiencias de cada uno. En un punto de ese recorrido, encontramos al niño lastimado, que sigue viviendo en el corazón del adulto y que vuelve a sentir dolor, cada vez que se enfrenta a situaciones que lo remiten a sus heridas aún no sanadas. Las reacciones para protegerse de sentir dicho dolor, son diferentes en cada persona.
Algunas personas se encapsulan, otras contraatacan, otras recurren a la infidelidad, otras comen o beben en exceso...
Esta es la base de muchos conflictos de pareja.
Si te suena familiar, tienes suerte. Quiere decir que acabas de encontrar una solución posible a tus conflictos de pareja. Puedes contactarme para obtener más información sobre la terapia de pareja.
Si en tu caso, las cosas ya están claras y lo mejor para ambos es tomar caminos diferentes, también puedo acompañarte en el proceso de separación. La separación es un proceso doloroso y estresante. Creo que vale la pena contar con un apoyo externo para poder canalizar más fácilmente toda la avalancha de sentimientos encontrados que aparecen durante la misma.
Se trata en resumen, de hacer los duelos por todo lo que termina y por lo que ya no será, para poder soltar y decir adiós. También es necesario darle lugar al perdón y al agradecimiento, para poder abrirse a lo nuevo, a lo desconocido que está por venir.
El espacio de la terapia puede ayudarte tanto si quieres mayor bienestar estando juntos, como si quieres mayor bienestar para ambos durante y después de la separación.
Wenn...
… Sie fühlen, dass Ihre Beziehung eine Änderung braucht und Sie den zukunftigen Weg klären möchten
… Sie sich mehr Intimität in Ihrer Beziehung und mehr Zufriedenheit dabei wünschen
… Sie die Ursachen und die Bedeutungen von Ihren wiederkehrenden Konflikten ergründen möchten und einen anderen Umgang miteinander finden wollen
… Sie sich einen geschützten Raum wünschen, um über Dinge zu sprechen, die bisher in der Partnerschaft nicht möglich waren
… Sie traumatischen Erlebnisse, die Ihre Beziehung belasten, überwinden wollen
… Sie die kulturell bedingter Unterschiede und deren Konfliktpotential bewusst werden wollen und Lösungen finden möchten
… kann ich Sie dabei unterstützen
Gibt euch eine Chance!