Ejercicios

     Aquí encontrarás ejercicios e ideas que puedes poner en práctica por cuenta propia. Algunos de ellos los he mencionado en alguno de mis videos con la Deutsche Welle (DW) y aquí los encuentras descritos en detalle.

 

Trabajo con tu niño interior


Muchos bloqueos, muchos sentimientos de soledad, de no ser lo suficientemente buenos; también la sensación de no poder conectar emocionalmente con tus hijos, pueden tener su origen en situaciones aún no procesadas de tu infancia.

Esas emociones que se han quedado guardadas en ti, son activadas por ciertas situaciones, personas, especialmente por tu pareja y tus hijos. El embarazo es también un estado en el que volvemos a conectar con emociones preverbales, que pueden ser muy intensas, provenientes de lo acontecido en la época en que estabamos en la barriga de mamá. Es decir, nuestro estado de ánimo y capacidad de reaccionar pueden estar fuertemente influenciadas por emociones que no sabemos porqué están allí y cuyo origen no podemos rastrear con certeza, pero están.

Una manera en que puedes comenzar a rastrear el origen de dificultades como las que he descrito, es hacer el ejercicio que te explico a continuación.

Vas a tomarte un rato tranquilo y a solas para cerrar tus ojos y relajar tu cuerpo. Entonces, vas a dejar que pase la película de tu vida, de toda tu infancia desde el momento mismo de tu concepción. Vas a imaginar cómo fué para tus padres recibir la noticia de que venías en camino…

Vas a visualizar cómo fué tu gestación, cómo se sentía tu mamá miestras te esperaba…¿Estaba feliz y relajada? O por el contrario, ¿Estaba triste, estresada, contrariada?

Luego vas a imaginar el momento en que llegas al mundo… ¿Fué un parto en que todo salió bien o hubo dificultades?, ¿Fuiste uno de esos bebés que tienen la suerte de poder descansar de inmediato sobre el pecho de la madre, enseguida de nacer? ¿O quizás hubo una separación larga de tu mamá y fuiste puesto en una incubadora o tuviste que ser operado de emergencia por algún problema de salud?

Luego solo deja que sigan apareciendo imágenes de los primeros meses, de los primeros años de tu vida. Puedes recordar y de lo que no tengas recuerdos, simplemente imaginarlo. Llega hasta la adolescencia, pasando por todos los momentos importantes que puedan haber marcado tu vida. Pero no solamente los importantes, recuerda que lo rutinario, lo que pasa cada día, nos marca como la gota de agua que va tallando la roca, de modo imperceptible pero constante.

Mientras haces esta visualización, está muy atento a las emociones que emerjan en ti. Fíjate si hay incomodidad, si sientes rechazo hacia lo que ves. Fíjate si hay dolor, si encuentras pasajes que te inquietan o que te entristecen.

Si encuentras pasajes que te hagan sentir especial perturbación, vas a detenerte allí y vas a imaginar que desde tu parte adulta, desde el adulto que eres, miras al niño que fuiste con amor y con compasión. Es como imaginar que entras a la escena con la intención de hacer aquello, que ese niño que eras, habría necesitado para sentirse mejor en la situación. ¿Qué es lo que habrías necesitado como bebé, como niño, como adolescente?, ¿Si fueses la madre o el padre de ese chiquito, qué impulso tendrías para ayudarle, para consolarle y trasmitirle calma y seguridad?

Solo imagínalo y quédate en la visualización hasta que puedas sentir que lo que haces como adulto, le ayuda al niño a sentirse mejor. Nota la parte de tu cuerpo donde puedes sentir que el niño está mejor.

Ensaya a visualizarte como adulto que da amor y consuelo al niño que fuiste, cada vez que vuelvas a sentir las emociones que te llevaron a buscar y a practicar este ejercicio.

Si este ejercicio no te ayuda, si sientes que no puedes empatizar con tu parte infantil o que te viene mucho malestar por conectar con tu infancia, puede deberse a que es necesario trabajar más lentamente y diferentes aspectos de situaciones tempranas de tu vida. Entonces sería recomendable hacerlo con el apoyo de un profesional.

Preguntas frecuentes

(Haz click suavemente sobre la pregunta para que aparezca su respuesta)

     Esto dependerá en cierta medida del enfoque de cada terapeuta. En mi caso, en la primera cita nos conoceremos, voy a hacerte preguntas y escuchar las razones que te traen a consulta. Con esta información me haré una idea de la forma de trabajo más adecuada a tus necesidades. Te trasmitiré mis impresiones y la manera en que abordaría nuestro trabajo, quizás te proponga un ejercicio o tarea para hacer antes de vernos de nuevo. Basándote en tu impresión de nuestro primer encuentro, decides luego si quieres hacer una segunda cita.

     En las citas posteriores puede ser que trabajemos con los resultados de la tarea propuesta en la primera cita, puede ser que hagamos algún ejercicio, puede ser que comencemos la preparación para trabajar con EMDR, si se trata de procesamiento de trauma. Como ves, pueden pasar muchas cosas dependiendo de cada caso. Trabajaremos centrándonos en lo que te trae a consulta y en los aspectos de tu vida relacionados con lo que te ocurre.

     Mi experiencia con la terapia online y la de mis clientes ha sido hasta ahora muy positiva, incluso en la asesoría de parejas.

     Fundamental es tener una buena conexión a internet.

     Para muchas personas que viven en regiones alejadas de las grandes ciudades en Europa es la única posibilidad de acceder a un terapeuta hispanohablante. Para personas que están en Berlín y quieren ahorrar tiempos de desplazamiento, también es una buena alternativa. Hasta ahora he podido aplicar exitosamente los mismos métodos que aplico en persona, con excepción de EMDR.

     Así que no te sorprenda si por ejemplo, en nuestra sesión online está incluido un ejercicio de cambio de roles, si te pido recrear tu sistema familiar con almohadones u otros objetos!

     Es una pregunta que no puedo contestar. Sobretodo, porque cuando las personas me consultan por un asunto aparentemente puntual p.e. problemas para manejar el estrés en el trabajo, dificultades en la relación de pareja, no sé de antemano qué tan profundo tendremos que cavar en la historia para hallar la raíz y con ello, la posible solución al problema. Generalmente al principio, trabajamos en la búsqueda de soluciones centradas en el presente. Si esto te ayuda, genial.

     Para algunas personas son suficientes dos, tres, cinco sesiones. Si el trabajo centrado en el presente no ayuda del todo, pasamos a trabajar a un nivel más profundo, que nos lleva a conectar con situaciones del pasado.


Esto puede llevar más tiempo. Lo bueno es que ya que se trata de un proceso, vas a ir viendo poco a poco los cambios en tu vida y tú decides con qué frecuencia y hasta dónde necesitas trabajar en estos cambios. En el trabajo con EMDR dependerá de qué tanta estabilización necesites antes de enfrentarte a los recuerdos dolorosos y del número de recuerdos/episodios traumáticos a procesar. He atendido casos en los que bastaron tres citas para eliminar completamente una fobia. Para casos con un trasfondo de traumatización compleja en la infancia, puede ser necesario un proceso mucho más largo, alrededor de un año si trabajamos centrándonos en las raíces del problema.


      Algunas personas tienen la falsa idea de que el solo hecho de ir al psicólogo y hablar de sus cosas tendría que solucionar sus problemas. Ten en cuenta que si bien, la base de cualquier proceso terapeútico es una buena relación con el terapeuta, solo hablar no produce cambios cuando por ejemplo, existe un trasfondo traumático o cuando hay desconexión emocional. En estos casos el proceso se prolongará pues la terapia sana en la medida en que ayuda a procesar emociones, de modo que si hay una desconexión emocional pues… el primer paso será ayudarte a entrar en contacto con tus emociones, para luego pasar a la fase de trabajar con ellas.

en construcción

     Creo que depende mucho del caso. Si una persona tiene síntomas muy incapacitantes, que le impidan tener conciencia de sí mismo, que le lleven a tener pensamientos suicidas, que pongan en riesgo la integridad propia o ajena, en general está indicado acudir inmediatamente a una unidad de psiquiatría.

     Si hay malestar, pero la persona aún puede responder por sus actos, sin ponerse en riesgo a sí misma o a otras personas y tiene la capacidad de reflexionar sobre si mismo, puede optar por visitar a un psiquiatra o a un psicoterapeuta. También puede ser provechoso un tratamiento combinado.

     Describo un ejemplo de un caso que atendí, en la que ambas opciones habrían sido válidas, para que saques tus propias conclusiones.

     Una chica joven vino con síntomas muy molestos, cada vez más incapacitantes de ansiedad generalizada y ataques de pánico. Su situación llegó a ser tan extrema que consideró seriamente la posibilidad de renunciar a un muy buen trabajo aquí en Alemania para regresarse a su país a hacer un tratamiento con el psiquiatra que en otro momento de su vida la había atendido por otros problemas. Antes de hacerlo decidió intentar buscar una solución a través de una intervención psicológica y por eso acudió a mi consulta. Al cabo de dos sesiones, sus síntomas habían cambiado, es decir, ya no se presentaban con la misma intensidad ni en las mismas situaciones. Al cabo de ocho sesiones, sus síntomas se presentaban solo en situaciones muy específicas y con una intensidad muy leve.

     Al cabo de doce sesiones, decidimos dar por concluido el tratamiento pues sus dificultades desaparecieron, descartó la idea de renunciar, la de volver a su país, la de tomar fármacos, pues descubrió que el origen de sus síntomas no es externo o ajeno a lo que ocurre con sus relaciones, que sus sentimientos no están afuera de ella y que por eso, la solución tampoco está afuera de ella. Actualmente, es decir seis meses después de concluida la terapia, continúa sintiéndose muy bien, libre de sus síntomas y libre de la preocupación de que vuelvan a presentarse.

¿Qué habría pasado si ella hubiese preferido tomar un tratamiento psiquiátrico?


     Seguramente se habría liberado de sus síntomas desde el primer día, lo cuál le habría permitido inmediatamente responder a sus obligaciones en el trabajo y olvidarse de la fuente de sus conflictos. Esto habría continuado con seguridad así hasta que hubiese suspendido el tratamiento. Después, dependiendo de si en el intermedio ella hubiese resuelto los conflictos que dieron origen a los síntomas de ansiedad, podrían haber reaparecido o no, los síntomas.

     En otras palabras: los fármacos actúan directamente sobre nuestro sistemas nervioso, dependiendo del caso, estimulando o suprimiendo su actividad. Cuando algo que pasa con nosotros o con nuestra vida no funciona bien y no logramos procesar las emociones que ello nos genera, la sabiduría de nuestro organismo se encargará de enviarnos mensajes -también conocidos como síntomas- que si insistimos en desconocer, probablemente se intensificarán, o se diversificarán.

     Entonces, al tomar un medicamento lo que logramos es eliminar o reducir la intensidad de los síntomas, sin llegar a entrar en la dinámica que los produjo, sin poder descifrar el mensaje acerca de nuestro interior que envían, ni su relación con lo que ocurre en nuestra vida actual.

     Los habremos tratado como cuando tratamos un dolor de cabeza. Que funciona, funciona, pero después en cualquier momento puede reaparecer y no tendremos ni idea de porqué o de qué hacer por nosotros mismos para solucionarlo. Necesitaremos de nuevo las medicinas.

     Existen sin embargo situaciones en las que como dije al comienzo, es un excelente recurso apoyarse en los medicamentos, para ayudarle a la persona a estabilizarse y dar los primeros pasos para salir de su problemática.



     Bueno, el sistema de cobertura psicológica en Alemania es bastante particular. Solamente están reconocidos por los seguros médicos públicos, tres abordajes terapeúticos: comportamental, psicoanálisis y psicodinámico.

     Un vez terminados los estudios con un máster en psicología clínica, es posible cursar la extensa y costosa formación en las áreas mencionadas y luego comienza la lucha por obtener una plaza dentro del sistema. Sinceramente, ya que al venir a Alemania no sabía cuánto tiempo permanecería aquí, no emprendí este camino de formación, que solo vale la pena si el objetivo es establecerse aquí.

     Además de ello, los abordajes reconocidos y cubiertos por los seguros médicos públicos en Alemania no me interesan 100%, pues dejan de lado otros enfoques cuya efectividad está demostrada y es reconocida en otros países.

     Solo algunos seguros privados de salud asumen los costos de tratarse con un Heilpraktiker. Si tienes un seguro privado, infórmate si cubre también „Psychotherapie nach Heilpraktikergesetz“.

     Pues puedes pasarte por mi consulta y ver los diplomas y certificados en psicología. Puedes ver mi permiso para el ejercicio de la psicoterapia según HP (Heilpraktikererlaubnis für Psychotherapie), puedes encontrarme en la base de datos de la asociación alemana de terapeutas sistémicos certificados y en la de EMDR España. Además confía en tu intuición, ella te dirá muy rápido si el terapeuta que tienes enfrente sabe lo que hace.

     Bueno, si se trata de terapia familiar o de pareja, no te queda de otra que asumir los costos, pues en Alemania no hay cobertura para estos casos.

     Si se trata de terapia individual, puede ser ventajoso: el corto tiempo de espera para recibir una cita y horarios que se adapten a tus necesidades. Evitación de trámites requeridos para la aprobación de una plaza para tratamiento psicológico.

     Mayor anonimidad, pues tus datos personales no quedarán registrados ni serán entregados a terceros. También cabe mencionar que si buscas asesoría para lidiar con situaciones que te crean malestar, pero no presentas un cuadro de síntomas que quepa dentro de una categoría diagnóstica o transtorno, no eres candidato para que te asignen una plaza para terapia cubierta por el seguro de salud.